miércoles, 19 de mayo de 2010

Política inteligente










Como bien dicen popularmente, más vale la fuerza de la razón que la sin razón de la fuerza, leí un artículo impecable del ex Secretario de Salud y ex Rector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente, quien analizó la manera de enfrentarse a las drogas inspirado por la visita del presidente Calderón a Washington, lugar donde el presidente Obama al que calificó de objetivo y sensato ante los ojos internacionales, anunció una nueva estrategia contra las drogas ya que la “guerra” después de 40 años pareciera fallida, basando ahora los esfuerzos en acciones de salud pública para atenuar el daño social causado por ese mal, reduciendo la demanda inhibiendo el consumo a sabiendas que se trata de un problema de seguridad, porque atacar a la producción y distribución no logró terminar con la oferta; jugando un importante papel la diferenciación de roles en el fenómeno, no mezclar adictos con narcotraficantes.

El negocio del narcotráfico se ajusta a las leyes del mercado, al ser prohibidos los productos, alcanzan valores encima de lo que cuesta su producción, transporte y distribución, la oferta es para dos targets, los consumidores ocasionales, que son de poca importancia para los que se dedican a esta actividad ilícita y los adictos, el campo fértil o nicho al que se dirigen porque genera ganancias enormes.

Llevar el tema al ámbito de la salud pública no es nuevo, apunta de la Fuente, recordando propuestas en foros internacionales en 1995, donde México junto a Portugal y Suecia lo intentaron ante la ONU, quienes pidieron poner atención en la reducción de la demanda y la prevención primaria, sin dejar de atender las actividades paralelas como son el lavado del dinero, erradicación de cultivos ilícitos, y la fiscalización de estupefacientes y sustancias sicotrópicas.

La guerra al narcotráfico pareciera el camino equivocado, ha traído el crecimiento del poder de la delincuencia organizada, corrupción, disminución de la seguridad interna, aumento de violencia, devaluación de principios morales y valores, entre otras consecuencias; intentar lograr el equilibrio entre salud y seguridad muestra un panorama alentador para romper el ciclo donde se relacionan consumo, delincuencia y violencia para proteger la salud respetando derechos humanos.

Francisco Daniel

No hay comentarios:

Publicar un comentario