domingo, 16 de mayo de 2010

La diversidad sexual en el turismo



No puedo creer que el Gobierno del Distrito Federal firmara su afiliación a una asociación internacional de turismo lésbico-gay, para convertirse en la primera capital del país en certificarse como un destino gay friendly. La acreditación del Distrito Federal como una de las ciudades integrantes de la International Gay Lesbian Travel Association (IGLTA), parece un paso hacia la posmodernidad sin haber terminado de transitar en la modernidad.

En el mismo tema, se anunció la creación de una oficina especializada para la atención de los turistas de la comunidad lésbico-gay, algo que se percibe como algo importante, pero eso debería ser el primer paso antes de autoproclamarse destino gay friendly.

Recordemos la oposición a la aprobación de los matrimonios entre personas del mismo sexo y la adopción como derecho para estos matrimonios, incluso algunos sectores combatieron jurídicamente la inconstitucionalidad de esas disposiciones; la moral colectiva en la Ciudad no es todavía lo suficientemente tolerante y podría rechazar la idea de ser un destino amigable con la diversidad.

Me parece arriesgado invitar a turistas a la Ciudad de México, garantizándoles una estancia libre de discriminación, porque su viaje podría ser muy diferente a las expectativas ofrecidas. El reconocimiento de la diversidad no debe quedar en las leyes y los desfiles, cada persona debiera entender las diferencias existentes en la multitud. Basta recordar el trágico accidente donde perdieron la vida dos turistas europeos, que sintiéndose en un país civilizado, quisieron cruzar la calle al tener la luz verde para hacerlo, mientras que alguien que no respetó la regla de tránsito, hizo caso omiso a la señal internacional de ¡Alto! lesionándolos al grado de provocar su muerte, en este caso, existía la disposición legal para regular el tránsito, las instituciones oficiales para ocuparse del tema, pero la adhesión personal a la norma de conducta no se vinculó con el sistema y afectó el bien jurídico de mayor grado en dos personas, que en paz descansen.

Francisco Daniel

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