lunes, 10 de mayo de 2010

No entender la lógica de la actuación de las autoridades parece algo usual; nos empeñamos en devastar al planeta sin razón.

No puede ser que después de haber sido anfitriones en la cumbre mundial contra el cambio climático, por falta de petróleo se haya decidido volver al uso del carbón, que según estudios científicos, es uno de los combustibles más contaminantes en la generación de energía, el dióxido de carbono es parte del calentamiento global.

No al aumento de 137% en la utilización de carbón para la Comisión Federal de Electricidad.

No a la postura institucional de expandir las carboeléctricas como parte de la cartera gubernamental.

No la arbitrariedad de dañar la biósfera por inexistencia de regulación al respecto, existen principios por encima de las normas vulgares que deben respetarse para garantizar la vida y el desarrollo.

No al “suicidio ecológico del país”.

No usar carbón a costa del daño al medio ambiente.

No a las declaraciones como “Nos autoimpusimos metas de reducción en el acuerdo de Copenhague, pero no límites, porque no los hay. Los límites llegarán en cuanto se alcancen los acuerdos internacionales”, me pregunto si el Congreso será capaz de pedir rendición de cuentas en la materia, para que argumentos poco convincentes sean acatados y nos afecten a tantos.

No a la fuente más sucia para generar electricidad, pareciera que la modernidad nunca hubiera llegado, el uso del carbón se identifica con la revolución industrial.

No a los criterios de corte corporativo de la Comisión Federal de Electricidad para generar electricidad y proveerla bajo la visión de lo más barato, hasta hoy sigue siendo una empresa pública y su fin no debe ser el lucro, su obligación es atender necesidades sociales en su ramo, lo más barato económicamente puede traer un costo ambiental irreversible que sufrirán las generaciones futuras.

No a escatimar costos por beneficios económicos por prácticas que afecten la salud.

No a copiar el modelo de Estados Unidos, que genera la mitad de su electricidad con carbón, nosotros sólo lo hacemos en un 8% del total de la energía producida.

No a la exportación de carbón, no tenerlo naturalmente no significa necesidad de poseerlo.

No comprendo, como lo dijeron los monjes de Rashomon, la exigencia constante de los últimos años es ver el daño que se ha causado al planeta, se tienen identificadas fuentes altamente dañinas pero parecemos volver a las viejas soluciones para los problemas de siempre, pareciera que la identidad con la modernidad no terminó de consolidarse y en lugar de innovar nos atascamos en espirales interminables, ¿no existen alternativas que nos lleven en línea recta?, porque ya estoy mareado con tantas vueltas en el camino.

Francisco Daniel

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