Miguel Angel Bastenier, ex director del diario El País, quien vino a presentar su libro “Cómo se hace un periódico”, en una visita reciente a nuestro país, planteó una pregunta central al auditorio ¿qué hacer ante la pérdida de lectores que se encuentran con muchos medios impresos, qué hacer ante la saturación de información disponible en Internet, cómo mantener una especificidad cuando los lectores ahora también son generadores de noticias con blogs y redes sociales, cómo soportar las amenazas de los poderes económicos o del crimen organizado?; vemos una pregunta que engloba muchas interrogantes, suficientes para hacer una revista, pero no es el caso, el tema que llamó mi atención fue cuando se refirió a cuatro plagas que hoy padece el periodismo, particularmente en América Latina.
La primera es el oficialismo, ya que los periodistas prestan demasiada atención a las fuentes institucionales, gubernamentales, partidistas, etc. porque es la manera más fácil de obtener información, así la prioridad es la fuente, no las personas. Como segunda plaga tenemos a la declaracionitis, como la mala costumbre de tomar las palabras como hechos y a la sucesión de testimonios como la principal materia prima a la hora de construir las noticias. En tercer lugar aparecen los medios sobre politizados, ya que la mayor parte de los tabloides se ocupan de la política y no abordan las noticias que se generan por la actividad o inactividad de la población o al menos que se relacionen con ella. La cuarta gran traba que ve en el periodismo en México es la visión nacionalista, que no deja crear una perspectiva internacional para llevar a México a la exposición mundial positiva y a su vez acercar al mundo a México.
Para los que buscan dejar un mensaje en las líneas que escriben, creo que vale la pena tomar en cuenta el consejo acertado del ilustre periodista, el gran reto es dejar de trabajar para ser leídos por los políticos o aspirar a ello, el esfuerzo debe enfocarse a la gente, que es sustancialmente más importante que los que detentan el poder, recayendo la plusvalía en el enfoque de las preocupaciones al contenido de lo que se produce, humanizando el ciclo y no dirigirse simplemente al consumidor de información, mirando además, no sólo nuestro entorno, sino contemplar también nuestro espacio en el planeta, donde día a día nos conectamos con los demás. Bastenier nos deja como lección, la autocrítica tanto para el escritor como para el lector, esperando que pronto se superen los cuatro obstáculos que describió.
Francisco Daniel.
lunes, 26 de abril de 2010
¿Para quién escribimos?
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