Mientras estuve preocupado por mis últimas ocupaciones del encargo que recientemente terminé para entregar en paz mi gestión, el Distrito Federal, su zona metropolitana y gran parte del país centraron su atención en el caso de Paulette, que para mi fue un tema que escucharon mis oídos distraídos y no prestaron atención, quedando en el inconsciente el nombre y algunos datos que no encontraban relación, pero por fin me tocó abrir los ojos al toparme de frente con un anuncio en un parabús, donde estaba el nombre que rondaba en mis recuerdos, una foto que mostraba a una niña, el resumen de la historia que era triste hasta ese momento y un teléfono que comenzaba con 01 800, inmediatamente me cuestioné la magnitud del caso y la posición económica de los padres o interesados en encontrar a Paulette, sin duda tenían amplios recursos para la búsqueda.
Cayó la noche, yo frente a la computadora todavía en mi entonces oficina y en Internet una nota que hablaba del arraigo que había solicitado la Procuraduría General de Justicia del Estado de México y la concesión de la medida cautelar por parte de un Juez de esa entidad federativa, desperté mi curiosidad de nuevo casi al extremo de la morbosidad, natural para alguien que tuvo contacto con esos temas, inmediatamente la construcción de conjeturas apareció como si estuviera estudiando un caso propio y la pregunta más importante fue ¿por qué arraigaron a la familia?, seguramente por inconsistencias en las declaraciones que podían hacer presumible su participación, colocándome al hacer mis suposiciones en la posición del “hombre malo” que traído a nuestros días y tomando en cuenta a la perspectiva de género podríamos llamar “posición de la persona mala”.
Vaya noticia con la que recibimos el miércoles santo, Paulette fue localizada, lamentablemente sin vida, fue encontrada en su cuarto, envuelta en sábanas al pie de la cama, entre el colchón y el mueble que lo sostiene; el Procurador local adelantó como causa de muerte “asfixia mecánica en su modalidad de obstrucción de las vías respiratorias y compresión toráxico – abdominal” y reconoció que existe la presunción de que el lugar del hallazgo no sea el mismo que en donde ocurrió la muerte, dejado más dudas a la prensa y curiosos, falta que se dictamine psicológicamente el estado de la madre de la menor de edad, quien ahora tiene el carácter de probable responsable.
Estamos ante un caso fácil, donde el Código Penal recoge principios morales de la sociedad, que al crear normas de conducta basadas en el principio de daño, nos llevan al tipo penal de homicidio que será aplicado mediante simple subsunción, la duda es ¿a quién?, existen presunciones sobre la participación de la madre de la niña, quien será sometida a pruebas periciales en materia de psicología para despejar las inconsistencias de la investigación. De encontrarse culpable del homicidio de Paulette a su madre, aún ubicados dentro de la postura de la persona mala, sería lamentable que el Juez resolviera su inimputabilidad por trastornos mentales, en mi perspectiva la vida de Paulette era propensa para detonar los problemas de sus condiciones de vulnerabilidad, pero no al grado de que su propia madre terminara con su existencia y como parece, que quisiera distraer la atención para parecer inocente, ¿merece derechos ciudadanos alguien que tiene la sangre fría para cometer tal atrocidad?.
Francisco Daniel.
domingo, 4 de abril de 2010
Madres asesinas desde la posición de la persona mala
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