Siguiendo a Goethe en el sueño de la noche de Walpurgis o Bodas de Oberón y de Titania, dentro de su Fausto, vemos la forma en que llena la obra con personajes en ese episodio específico, mezcla al director de escena, un heraldo, Oberón, Puck, Ariel, Titania, una orquesta que tocaba tutti fortísimo, un espíritu de reciente formación, una tierna pareja, un viajero curioso, un ortodoxo, un artista del norte, un purista, una joven hechicera, una matrona, un maestro de capilla, una veleta vuelta de un lado, una veleta vuelta al otro lado, Hennings, Musagette, el ex genio del tiempo, un viajero curioso, una grulla, un mundano, un bailarín, un maestro de danza, un gaitero, un dogmático, un idealista, un realista, un supernaturalista, un escéptico, el director de la orquesta, los hábiles, los glotones, fuegos fatuos, una estrella caída, los macizos y termina la orquesta tocando pianissimo.
En esta multitud de personajes, existe un punto que los une, todos tienen algo que decir y lo hacen, quizás lo que manifiestan no se interrelaciona, pero es valioso para todos, al parecer Goethe estaba mostrándonos la pluralidad de opiniones y creencias que buscaban ser escuchadas para después ser reconocidas, tema que no nos es ajeno por lo que nos toca vivir hoy, pero en su momento debió ser desconcertantes para algunos encontrar este tipo de diálogos.
Sobre el mismo punto Zagrebelsky funda parte del argumento que sustenta al Estado Constitucional de Derecho, que nació como exigencia derivada de la crisis del simple Estado de Derecho – Goethe pudo haber acuñado el término Rechtsstaat, como lo hizo con tantos otros – y nos habla de la ocasionalidad, donde cada sector busca su ley, fijando los contenidos legales con pluralidad, pulverizando al derecho legislativo el actuar de las fuerzas políticas y sociales que cohabitan un espacio y tiempo determinados, encontrando en la Constitución al elemento unificador de la pluralidad que tendrá como fin orientar los desarrollos contradictorios para generar derechos heterogéneos y ocasionales.
En la nueva estructura organizacional, es necesario volver a los tiempos de la Constitución, recordemos que forma, reforma y transforma; en esa dinámica, es conveniente hacer camino con ella y usarla como sustento de lo que todavía como humanidad, no definimos, ¿cabremos de esta manera en la posmodernidad?.
Referencia:
Goethe J. W. Fausto.
Francisco Daniel.
lunes, 26 de abril de 2010
La Constitución como unificadora entre tutti fortisimo y pianissimo
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