Hace una semana para sorpresa de algunos, leíamos en los titulares la escalada de Carlos Slim al primer puesto de la lista que presenta la revista Forbes con los hombres más ricos del mundo, interesante es que no nos sorprendiera ver a “El Chapo” Guzmán en el lugar 701 compartiendo la posición con Alfredo Harp Helú y Emilio Azcárraga Jean, cada uno con fortunas calculadas en mil millones de dólares.
En un intento de dotar de sentido estas líneas, recurrimos a Hart, quien hablaba de la regla de reconocimiento como instrumento para identificar a las normas pertenecientes a un sistema jurídico que existen como hechos aceptados judicialmente y forman parte del ordenamiento. Por analogía, los criterios de Forbes sustituyen a los jueces, entonces, se reconoce que el narcotráfico y las actividades relacionadas con él generan riqueza a pesar de su origen ilegal; hacer público ese reconocimiento puede repercutir en los mexicanos, que en un ejercicio simple nos lleve a pensar que da lo mismo ser un banquero reconocido o concesionario de telecomunicaciones y explotarlas a través de un corporativo sólido, que dedicarse a actividades apartadas de las disposiciones que rigen la convivencia, una ruta fácil.
Interesante sería ver o leer a Guzmán Loera en una entrevista a Forbes, donde explicara la forma en que se allega de recursos y la operación de su organización criminal, pensar en esto me recuerda el episodio histórico en que Porfirio Díaz con una declaración a la Pearsons magazine, desencadenó las pretensiones de Madero para contender por la presidencia.
La Constitución como ideario, pretende fijar los principios rectores de un Estado, garantizando los derechos de los gobernados, pero los poderes paralelos existentes al interior han cobrado tal fuerza que ahora ocupan los medios de comunicación y han creado subculturas, donde la ley del mínimo esfuerzo y el máximo riesgo coloca a los outsiders del sistema, que tienen conocimiento de las consecuencias de sus actos y aún así los llevan a cabo bajo la aspiración de algún día aparecer en la lista de la revista Forbes. ¿Acaso no podremos hablar hipotéticamente de inconstitucionalidad de sus actos?, más allá de la simple trasgresión de la ley penal se encierra el proyecto de vida de las personas y el rumbo de una Nación aparentemente garantizados por el Estado.
Al parecer la estrategia actual se enfoca en el derecho penal del enemigo, restringir las garantías de la delincuencia organizada para equilibrar fuerzas en el combate, ¿será la solución?, estamos siendo testigos de experimentos con vidas humanas y se está saliendo de control el ejercicio. Debemos pensar en el destino del pueblo, que ya aprendió a vivir esta realidad paralela, donde nos consideran un país del G5 y a la vez nos comparan con los países en guerra por los índices de violencia. Recordemos que eso no es México, recuperemos la identidad Nacional para hacer frente, desde el espacio ciudadano, a la pretensión de colocarnos como los vecinos malos de los Estados Unidos de Norteamérica.
Francisco Daniel.
viernes, 19 de marzo de 2010
Reglas de reconocimiento inconstitucionales y el destino de un pueblo
Etiquetas:
Constitución,
forbes,
narcotráfico,
reconocimiento
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Hart apunta a que pueden existir varias reglas de reconocimiento dentro de un mismo sistema jurídico, y como acertadamente señalas aunque sea ilegal el hecho es que se reconoce que uno de los más buscados por la justicia, haya generado tanta riqueza como otros que la tienen, pero que a diferencia de él, para allegarse de la misma, sus actividades no han sido ilegales, al menos no se han calificado así. Es lamentable reconocer que es así, pero la realidad está frente a nosotros, el poder mueve al mundo, sin importar lo grave que esto pueda ser, el hombre es egoísta por naturaleza, el problema está en su interior y que se refleja en cada accíón que realiza.
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